Relatos de Macarena y Andrés

El cazador cazado

Era una mañana menos en la vida de Juan, organizada como siempre. En el día de hoy salía de su casa para ir a cazar con su eterna escopeta que le había dado su padre, llegando al lugar baja su perro y se dedica a cazar. Terminando el día de caza decide volver a su casa, debido a esto llegando a su camioneta lo pica una víbora en su pie y se tira al piso rendido sin poder movilizarse y avisar a alguien que lo rescate, con su perro que era su único amigo a la redonda de donde él se encontraba, ya que el perro no podía intervenir en su incómodo momento, muere en el medio del lote.

Andrés

Un accidente, una caída

Como acostumbraba, dejaba el colegio a las seis de la tarde aproximadamente. Mientras ella estaba en horas de clases no se percató que el clima estaba cambiando y que estaba por llover; que se avecinaba una tormenta tremendamente notable. Para la hora de salida, ya hacía media hora que había comenzado a lloviznar. Pero poco a poco fue acrecentando la lluvia.
Cuando ella salió por la puerta delantera de la escuela, la lluvia era torrencial, pero de todos modos se atrevió a salir de ese lugar y así partir para su casa.
Ya no soportaba más estar en la escuela, por ese motivo fue la única persona que salió, ya que todos tenían miedo de partir de allí, porque el colegio se encontraba geográficamente ubicado frente a la ruta y ésta no se hacía visible; no se veían los autos, ni camiones, ni siquiera peatones.

A ella no le importó esta situación y salió corriendo desesperadamente rumbo a su casa. Corrió y corrió rápidamente, pero poco a poco iba mojándose la ropa que dificultaba seguir corriendo velozmente. Después de cruzar la ruta seguía corriendo, pero ya por la vereda del frente de la escuela.
En el momento en el que acostumbraba cruzar la entrada y salida de camiones, autos, maquinas agrícolas, a la ruta, de la casa vecina a la suya se le presentó un inconveniente en el trayecto recorrido.
Continúo ya agotada pero el camino por el que iba no era perceptible. Corrió sin hacer pausas y un auto azul asomó a la ruta; un tropezón, una caída.

Macarena