Literatura de 1920 - Florida y Boedo
Aquí les dejo el material utilizado en clases para elaborar el cuadro comparativo en base a los grupos de Florida y Boedo.
LA LITERATURA ARGENTINA DE LA DÉCADA DE 1920
“La literatura
se difunde, se discute, se toma en cuenta como nunca; los escritores jóvenes
[…] se ocupan de sí mismo y de sus obras con un desenfado sin precedentes.
Manifiestos, programas, revistas orales, exposiciones radiofónicas, reportajes
periodísticos. Día tras día la nueva literatura se define ante el público […].
Florida, calle
del ocio distraído, era un buen nombre para la alternativa local del concepto
de gratuidad en el arte, Boedo, la calle fabril, en un barrio fabril, una
excelente bandera para agitar la conciencia de los oprimidos con adecuadas
fórmulas de subversión. Florida miraba a Europa y las novedades estéticas de la
postguerra; Boedo, miraba a Rusia y se inflamaba con el sueño de la revolución
universal […].”
Adolfo Prieto, Antología de Florida y
Boedo, U.N.C., 1964
A nuestro país llega
el Ultraísmo con el egreso de Jorge Luis Borges, en 1921, después de haber
finalizado sus estudios en Suiza y de haberse contactado con los ultraístas
españoles. Junto con Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal, Norah Lange, Ricardo
Molinari, entre otros, intentaron lograr una síntesis de los movimientos
vanguardistas europeos. Integran el denominado “Grupo Florida” y defienden un
arte desinteresado, creativo e independiente de la realidad. Junto con el
“Grupo Boedo” sentaron las bases de la literatura argentina contemporánea.
Entre los grupos de
Boedo y Florida se generó una controversia literaria aunque, muchos reconocen
que el enfrentamiento nunca fue extremo. Los nombres oponían a dos sectores de
Buenos Aires. La calle Florida, lujosa, céntrica, cosmopolita, en la zona norte,
(donde estaba la redacción de la revista Martín Fierro) representaba la
aristocracia intelectual. El barrio de Boedo, en la zona sur, pobre,
periférico, popular, inspiraba al grupo que tomó su nombre. Allí vivía la masa
criollo-inmigrante y transitaban los revolucionarios que querían reformar el
mundo. Escritores como Álvaro Yunque, Roberto Mariani, César Tiempo, Raúl
González Tuñón y Nicolás Olivari crearon una literatura de corte social que
había tomado muchas ideas de Rusia (Comunismo, Revolución bolchevique). El
grupo Boedo comenzó a delinearse hacia 1925 y propugnaba el arte social,
comprometido con la realidad.
La
aventura e la palabra, Lengua y Literatura Hispanoamericana y argentina,
Polimodal, Ed. Comunicarte
Los escritores de Florida
El grupo de Florida fue llamado así porque sus integrantes se reunían
en la editorial de la revista que habían fundado, “Martín Fierro”, ubicada en
la calle Tucumán, a metros de la calle Florida. Sus aportes fundamentales se
dieron en el género lírico (poesía) y sus exponentes más representativos fueron:
Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal, Eduardo Gonzáles Lanuza, Jorge Luis
Borges, Jacobo Fijman.
En cuanto a sus características literarias conformaron la primera
vanguardia argentina y, como todas las vanguardias, ésta expresó el rechazo a
lo impuesto por el mercado y el alejamiento de las formas endurecidas, además
de irrespetuosidad ante las obras canonizadas. La figura más prestigiosa de la
literatura argentina del momento era Leopoldo Lugones a quien los de Florida
ridiculizaron y criticaron en reiteradas ocasiones. Proponían una poesía que se
desentendiese de la normativa, tanto en métrica como en rima, y daban
preponderancia a la metáfora que debía ser audaz y provocativa.
Los poetas martinfierristas estaban al tanto de lo que ocurría en la
literatura contemporánea del otro lado del mundo. Reivindicaban este
conocimiento y desafiaban los cánones literarios de Lugones y el Modernismo.
Girondo fue quien escribió el “Manifiesto” publicado en el primer número de la
revista (1924) que entre otros cosas decía:”…frente
al pavoroso temor de equivocarse que paraliza el mismo ímpetu de la juventud,
más anquilosada que cualquier burócrata jubilado: MARTÍN FIERRO siente la
necesidad imprescindible de definirse y de llamar a cuantos sean capaces de
percibir que nos hallamos frente a una NUEVA sensibilidad y de una NUEVA
comprensión…”. Aquí se pueden observar: un lenguaje muy poético y
desenfadado, libre de toda formalidad; un rechazo a los valores vigentes; una
reivindicación de lo novedoso, lo osado, lo juvenil.
Literatura 3, Argentina y Latinoamericana, Activa,
Ed. Puerto de Palos.
Los escritores de Boedo
De muy distinta realidad a los de Florida, mucho más modestos en
fortuna y en capital cultural, no recibieron la influencia determinante de los
centros de vanguardia europeos. Estaban preocupados por una literatura realista
que diera cuenta de los numerosos conflictos sociales. Por esto leían a autores
como Émile Zola (Francia), Fedor Dostoievski, León Tolstoi y Máximo Gorki.
(Rusia). Propugnaban una literatura comprometida, atenta a los conflictos de
los sectores sociales más desventajados y postergados. Sus órganos de difusión
eran las revistas “Dínamo”, Campana de Palo y “Los Pensadores” de 1922.
Mientras los martinfierristas se destacaron en la poesía, los boedistas se
manifestaron principalmente en la narrativa. El signo ideológico de este
movimiento era el del disconformismo ante la injusticia social (por lo cual,
generalmente, sus narraciones transcurrían en ámbitos laborales) y el afán
revolucionario –por el cual ponían todas sus esperanzas en los sectores
obreros-. Por ello, uno de sus propósitos principales era la difusión cultural
para las masas.
Algunos de los nombres más representativos del boedismo fueron: Álvaro
Yunque, Elías Castelnuovo, Roberto Mariani y Leónidas Barletta.
Literatura 3, Argentina y
Latinoamericana, Activa, Ed. Puerto de Palos.
Por José Pablo Feinmann
Hubo un tiempo en que la literatura se entreveraba con la política, con lo
social y hasta con esa grandiosa idea del cambio del mundo. Aquí, en la década
del veinte, existieron dos grupos enfrentados que se diferenciaban, se
ironizaban y se agredían por medio de sus obras literarias. Los dos se definían
por las calles que representaban. Uno, Boedo: la calle fabril, ligada a la
industria y al trabajo proletario. Otro, Florida: la calle de la elegancia, del
paseo, del goce lento y desdeñoso, segura de sí, encontrando en la ostentación,
su identidad.
Como correspondía, Boedo leía a los novelistas rusos. Los de Florida, a los
poetas ingleses. (…)Boedo quería un mundo mejor. Florida ya lo tenía.
La revista Martín Fierro expresó las ideas ingeniosas, agresivas de los
militantes de Florida. Se dedicaron a redactar epitafios. El más célebre se lo
dedicaron a Jorge Max Rhode. Por conocido no dejará nunca de ser gracioso:
“Aquí yace Jorge Max Rhode, dejadlo yacer en paz, así no nos xode, max”. Por el
lado de Boedo el representante más unívoco fue Roberto Mariani, que escribió
sus “Cuentos de la oficina”, lugar en que sus personajes odiaban estar, centro
al que Mariani desplazó la explotación capitalista de Marx: de la fábrica a la
oficina gris, burocrática, que gastaba el alma.
Para mal o para bien, todos se entremetieron con las borrascas de su
tiempo. Boedo es sin duda el origen de toda la literatura de izquierda en la Argentina. Florida
es la elegancia del desdén pero el ingenio desbordado, el talento. Otros
tiempos. De literatura. De ideas.
Lunes, 25 de Julio de 2005 – Diario Página/12
Comentarios
Publicar un comentario